Cuidar la piel como un ritual


Las rutinas de cuidado y bienestar de la piel pueden transformarse en rituales que además del beneficio cosmético aporten también beneficios para la mente.


Casi cualquier actividad que implique cuidar de algo o de alguien tiene una dimensión de ritual que va más allá de lo que llamamos rutina. Una rutina es la repetición de determinadas acciones con un propósito, nos limpiamos los dientes para que estén sanos, tener una dentadura bonita o un aliento fresco. Cuando a la rutina le añadimos plena atención y le damos un valor en sí misma la transformamos en un ritual. El ritual se fija sobre todo en el proceso, el resultado es solo una consecuencia. 

Algo tan sencillo y cotidiano como lavarse los dientes, darse una ducha o tomar un té, pueden ser simples rutinas que repetimos sin mas o pequeños rituales a los que prestamos atención, agradeciendo el beneficio que nos aportan, poniendo cuidado en cada detalle. Esto no es una receta de algún libro new age, la neurología ya ha estudiado y comprobado el efecto positivo que los rituales tienen sobre la plasticidad del cerebro. 

Hace tiempo que se ha comprobado como las rutinas que tienen que ver con cuidar de nosotros mismos, de otras personas o de otros seres vivos, animales o plantas, realizados de un modo consciente, libre de prejuicios o de preguntas sobre esto o aquello, influyen directamente sobre el comportamiento del cerebro, cómo reaccionamos al estrés, cómo percibimos nuestra auto-estima, la idea que nos hacemos de nosotros o nosotras mismas.

pack ritual

La filosofía del “jardín” que inspira El Jardín de Hammam procede de una cultura en la que el cuidado del cuerpo estaba totalmente vinculado al cuidado del espíritu, el baño, los aceites, los aromas… no son solo un modo de cultivar belleza y bienestar sino también una forma de inspiración. El propio cultivo del jardín es una metáfora del ritual de cuidado: limpiar la tierra, aportarle agua y nutrientes, mimar las distintas especies para alargar su vida. Al igual que la tierra, la piel es un órgano vivo que necesita purificarse, nutrirse y fortalecerse. Además es un órgano cubierto de terminaciones nerviosas por lo que todo lo que hagamos por la piel repercute también en el cerebro.

Los rituales cosméticos, aunque sean sencillos, tienen un beneficio añadido para el estado de ánimo y la salud mental, fomentando la atención plena, la relajación y la sensación de bienestar. 

Nuestra propuesta de rituales, inspirada del jardín, combina las virtudes cosméticas de ingredientes naturales como el carbón activado 100% vegetal, el AOVE de cultivo ecológico o el eucalipto, y la sensación de calma y renovación. Tres rituales esenciales para cuidar la piel y estimular los sentidos, Purifica para eliminar impurezas y células muertas es además un equilibrante natural de la microbiota de la piel; Nutrir para dar elasticidad y resistencia a la piel aportando una sensación profunda de relajación; Sentir para activar el olfato, soltar tensiones y dejar la piel suave y tonificada. 

Ritualizar el cuidado es una forma sencilla de cultivar el bienestar, sigamos las lecciones del jardín, porque nadie es más sabio que la naturaleza.

Todos los aromas del jardín